martes, 22 de octubre de 2013

LA AGUADORA MARTÍN RICO

LA AGUADORA 1875
La aguadora
óleo sobre tabla 31,7 x 34,8 cm
Madrid, Museo Nacional del Prado










En 1875, tras haber pasado la primavera en Sevilla, Martín Rico llegó a Toledo el 28 de mayo y permaneció en la ciudad al menos hasta el 15 de agosto , día que envió una carta a Stwart allí fechada. Durante esa temporada , de al menos, casi tres meses, pintó cinco óleos , entre ellos este y realizó un cuaderno de dibujos.





El artista estudió la composición de esta obra en un boceto, que incluye la parte central , es decir, la portada , la reja, la aguadora y los asnos. La portada es muy similar a la que tenía en la época de la casa de Samuel Levi, tesorero de Pedro P,  luego ocupada por los marqueses de Villena, que sería modificada a principios  del siglo XX para hacer de ella la Casa del Greco. Rico ya había mostrado su predilección por las portadas renacentistas , con puertas de madera de artísticos clavos , en las que la apertura de una de las hojas creaba un espacio interior en  sombra que contrastaba con la plenitud luminosa del exterior . En estos motivos,  que ya había abordado en uno de sus cuadernos de dibujos en Ávila durante el  invierno de 1866-67, solía aparecer una figura en pie que animaba la composición. 


Por otra parte, la reja remata en un escudo flanqueado por bichas afrontadas que  tomó de la que existe en el interior del patio de la misma casa, donde también realizó dibujos. En ese mismo patio, al que volviera para pintar un cuadro allí en su segunda campaña toledana en 1893, estudió la jaula de los pájaros. 



Además de realizar el boceto, Rico estudió de modo independiente la figura de la aguadora , una de las características niñas que acostumbraba a pintar , aunque cambió el tipo y la expresión en el cuadro definitivo. También estudió el asno, cargado con alforjas, y analizó asimismo la cabeza del perro que, tras ensayar diferentes actitudes, representó de frente,como la niña. 



El artista enriqueció el esquema de la portada de principios del siglo XVI con los  remates de las sendas esculturas tomadas de la Puerta de los Leones de la catedral,que estudió minuciosamente en sus dibujos. Añadió una ornamentación  de cardinas en los capíteles y la imposta que analizó en dos dibujos muy precisos en su valoración de las sombras y las luces y en el deterioro por la erosión del listel inferior del friso. Asimismo estudió distintos tipos de clavos , de los que realizó una  combinación en la pintura para resaltar su volumen sobre la puerta, aún más acusado por la incidencia de la luz . 



La vegetación en las macetas dispuestas en la reja y en el balcón , suaviza la aridez de la pared encalada. El gusto por los accidentes producidos por el paso del tiempo es muy visible en el resto de los estucos , la aparición del tapial bajo el encalado perdido , a la derecha, el deterioro de los sillares de la esquina y, sobre todo, el de la imposta y las dos medias columnas , una sin basa y otra sin la mitad inferior del fuste. La luz muy intensa del mediodía estival resalta extraordinariamente las sombras arrojadas por ménsulas y aleros, dibuja con precisión la de las jaulas y valora , intensificándolas , la amplia variedad de texturas del muro . LLevado por su deseo de mostrar el aspecto más propio de la ciudad , el artista agregó, en el escaso espacio equivalente a la cuarta parte en vertical del cuadro , una calle en el fondo en perspectiva, por la que desciende un clérigo con manteo y sombrero de teja y a la que asoma una joven desde una puerta. También aquí la riqueza decorativa del alfiz, los balcones, los canecillos de los aleros , las rejas y las ménsulas de hierro y, sobre todo, la estrechez de la vía y el aspecto de las arquitecturas, evocan el carácter antiguo de la ciudad.




Como en Granada y, en menor medida, en Sevilla, se trataba de mostrar la riqueza monumental de las ciudades españolas a través de un motivo humilde que le permita exhibir una belleza olvidada y como suspendida en el tiempo, rescatada por el artista para un coleccionismo capaz de apreciar aquellos esplendores como era entonces el norteamericano. Además, la extraordinaria precisión del dibujo , fruto del análisis previo en estudios preparatorios y mostrada con claridad en todos los detalles, especialmente en los borriquillos y en las cántaras: la delicadeza del cromatismo , patente en los suaves tonos rosas de los escudos y de los fustes y en los verdes de las jaulas, y el cuidado puesto por el artista en la ejecución sobre una pequeña tabla , hacen de esta obra una referencia capital en la producción del pintor, que la vendió en el alto precio, dadas sus pequeñas dimensiones , se seis mil francos. No es de extrañar , por ello, que artistas norteamericanos como Robert Frederick Blum ( 1857-1903 ) que vio la obra en la casa parisina de William Stewarten 1880, admiraran este estilo , y se vieran influidos por él y que complaciera a críticos de aquel país, como Charles van Dyke que vieron en ella una fina sensibilidad hacía la luz y los efectos atmosféricos.




Rico eligió esta obra , junto con una Paisaje de Toledo , que también pertenecía a Stewart para representar la campaña en aquella ciudad en su envío de dieciséis cuadros a la Exposición Universal de París de 1878. Allí fue una de las obras más apreciadas por la crítica. 



Mercedes Tamara
22-10-2013

Bibliografía : El paisajista Martín Rico Edit Javier Barón, Museo Nacional del Prado